martes, 20 de septiembre de 2011

De anfitriones e invitados

Saludos vespertinos desde mi terraza. Con el otoño a punto de minarme el alma, cuando las noches (¡por fin!) no son calurosas y las tardes, ya cortas, dan muy poco de sí, he vuelto al redil. Y, aunque parezca abatido y/o compungido, por Tutatis, no lo estoy. O quizás empiezo a estarlo. No sé, carajo. En fin. Me propongo hablaros brevemente de otra de las cosas que me gustan. O, más bien, de uno de los pocos programas televisivos que aguardo ver cada semana. Y en esta ocasión, os hablo de El convidat.

El convidat es un programa de TV3, por lo que, obviamente, está grabado (o puede ser escuchado, si se prefiere) en catalán. ¿Algo en contra del catalán? Res. Soy de origen andalusí, aclaro. O sea, seseo y escupo al hablar. Sin embargo, he nacido y me he criado (y aún me crío, a mis cuarenta y tres tacos) en la sacrosanta y tulipanta Comunidad Valenciana, y mi contacto con tal lengua (o con tales lenguas, pues hay quién considera al valenciano y al catalán cosas tan dispares como las galletas y los churros) o dialecto (existen los que, con peor inquina, insisten en bajarlas, juntas o por separado, de categoría) ha sido no cotidiana, pero sí frecuente. Por tanto, no me cuesta seguir el dichoso programa; con la inestimable ayuda de los subtítulos (en catalán, por zupuesto).

El programa va de que un cuarentón famosete en su tierra, culé hasta las trancas y con un tímido ideario independentista (Albert Om, creo que se llama el payo) visita, durante fines de semana completos, a diversas personalidades vinculadas a la sociedad catalana. Y todo eso, van y lo graban. Sinceramente, creo que he exagerado. No es tan cerril el planteamiento del programa. También han dedicado algún weekend a insignes personajes hispánicos como Pedro Ruiz (arrrggg!!!), Boriz Izaguirre (requetearrrggg!!!) o al grupo musical Estopa. Perdón: vuelvo a exagerar. Todos, o casi todos los anfitriones han aportado a su programa algo que ha merecido la pena contemplar (o al menos, escuchar). Personalmente, me quedo con las visitas al Eduard Punset (por lo tronado que está), a la Teresa Gimpera (por lo buena que estuvo y lo bien que ha sabido envejecer) y al Andreu Buenafuente (por su sincera buenhomía). Este lunes 19 de septiembre ha comenzado la segunda temporada (está de moda eso de clasificar series de ficción, no ficción o, simplemente programas de entrevistas como éste). Y el primer anfitrión ha sido Quim Monzó (un personaje del que un buen amigo mío, Paul Pacquet, no termina de echar pestes). Como comienzo, no ha estado mal. Espero que el pseudofamoso escritor, que tiene hipertensión y no sé qué más, dejé de propinarse las tripadas que se regala para desayunar. Como siga así, el pobre Paul se va a quedar muy pronto sin el enemigo natural que ha seleccionado.