miércoles, 1 de octubre de 2008

La primera, en la frente

Inicio, con este texto, una serie de breves relatos narrados (y vividos) por un personaje al que di forma hace algunos años. Responde por el apodo de Salpicón. Espero que os gusten.


Según acabo de leer en el dorso del sobre de azúcar que está junto a mi taza, Picasso dijo una vez que cuando le insinuaban que era demasiado viejo para hacer una cosa, procuraba hacerla enseguida.

No sé mucho del tal Picasso, la verdad; no he sido, ni seré, un tipo estudiado. Pero lo que sí sé son dos cosas: la primera, que el fulano que soltó esa frase debía andar algo achacoso, como voy yo. La segunda, que la calle donde compré mi pisito se llama como él, Picasso. Valiente coincidencia, ya ven ustedes.

Acabo de un sorbo mi belmonte y me levanto. Son las ocho y media. Saludo a Sento que, como cada día, me recuerda que no le he pagado la consumición. No puedo más que reírme y pedirle que me la apunte. La confianza, pensará, empieza a dar asco.

Salgo a la calle. La oficina del recaudador ya está abierta. Entro, sin más; no hay nadie haciendo cola, como la última vez que vine. Un señor, al oírme, sale del rincón donde debe estar la cafetera. Tiene una jeta de sueño que asusta.

- Buenos días. ¿Qué quería?

Lo miro. Detrás de él, en otra mesa, su compañera mira algo en la pantalla de uno de esos cacharros que lo están invadiendo todo. Con desgana, le respondo.

- ¿Está la señorita Maribel?

El tío no es simpático, ni pretende parecerlo.

- Hoy no. Mañana sí. ¿Puedo ayudarle yo?

La chica del ordenador me mira.

- Este señor ya ha estado aquí antes. La semana pasada, me parece, y, sí, lo atendió Maribel. Tenía un problema con el nombre de la calle que le aparecía en el recibo de la basura. Aparecía como Nueva en lugar de Picasso, o algo así …

La mujer, al dirigirse a mí, levanta más la voz. Desde luego, debe estar convencida de que, solo por ser viejo, no oigo un pimiento.

- Mi compañera ya le dijo lo que tenía que hacer. Para que en su recibo aparezca el nombre correcto de la calle debe reclamar en el ayuntamiento, que es quién tiene la gestión de la tasa. ¿Me entiende?

- Entenderla la entiendo, señora –le contesto-. Y oírla, agradezco su esfuerzo, pero también. Pero yo lo que quiero es hablar con la señorita Maribel.

Los dos empleados no aciertan a disimular su extrañeza.

- ¿Es usted un familiar o algo así?

Se me ríe el alma, o las tripas, ya no sé. Abro mucho los ojos, pues quiero darle a lo que voy a decir la solemnidad que se merece. Tomo aire y lo suelto.

- Voy a pedirle que se case conmigo.

Pasan unos segundos. El que debe ser el jefe de la oficina, al escuchar lo que he soltado, sale de su despacho con cara de incrédulo. La chillona, tras intercambiar su mirada con la de él, deja escapar la primera carcajada y, enseguida, contagia a los demás. Cada uno a su manera, los tres ríen. Sin reservas, con malicia, todos se mofan de mí. Me mantengo tieso, con la sonrisa puesta y las manos enlazadas tras la espalda. Les dejo que se diviertan, que acaben y se limpien las lágrimas de las caras. Tras de mí, aparece otro señor con una carpeta azul en la mano.

- Serenidad, por favor, serenidad. Venga; volvamos al trabajo, que hay mucho por hacer – recomienda el superior a sus subordinados, tanteándose con la mano derecha la mandíbula.

Tomo aliento. Doy un paso atrás. Me puede el orgullo.

- Mi nombre es Braulio. Aquí, en el pueblo, los pocos que saben de mí me llaman Malaca. Pero, cuando me conocen de veras, respondo por Salpicón. Tengo setenta y dos años, tres hernias discales y la fuerza de un toro. Y siempre, siempre, me salgo con la mía.

Doy media vuelta y salgo a la calle. La plaza, a esta hora, está llena de mujeres que van a la compra, de viejos que salen a tomar el aire de la mañana. El sol, pese a ser temprano, calienta con bravura. Es un día estupendo para sentarse a la sombra y dejar pasar la vida ...

Antonio J. López. Octubre de 2008.

1 comentario:

  1. Hola, hacía tiempo que no me pasaba por aquí.
    He visto tu ofrecimiento, así que cuando puedas sácale unas fotos a los cuadritos (sin prisas, de verdad) que tienes y los colgaré en el blog.
    Mi dirección:
    ju_prades-arroba-hotmail.com
    Saludos, este blog es una maravilla.

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