miércoles, 11 de junio de 2008

Sin espíritu de ofender ...


No me importa ser tildado de machista. Tampoco de cualquier otra cosa que, quién esto lea, tenga a bien regalarme. Mas pasa la primavera (más que rara, por Belcebú), arriba el tiempo en que el sol calienta con más brio, cuando el salitre, salpicado de arena, embellece las carnes morenas. No hay belleza, siento, sin verano. No hay verano, rebuzno, sin mujer.


Las palabras que a ella se dedican (y que en el siguiente párrafo transcribo) las recitaba Fernando Fernán Gómez, caracterizado como Manolo en la película Belle Époque. Las había olvidado, pero en una entrevista realizada por internautas a Fernando Trueba, con ocasión del fallecimiento del actor, pude recuperarlas. Componen, más que una reflexión, un circunloquio, y pertenecen a Thomas Mann, en concreto a su obra La montaña mágica.


“O, encantadora belleza orgánica, que no se compone de pintura ni de piedra, sino de materia viva y corruptible. Mira los hombros, y las caderas, y los senos floridos a ambos lados del pecho, y las costillas alineadas por parejas, y el ombligo en la blandura del vientre, y el sexo oscuro entre los muslos. Y déjame sentir la exhalación de tus poros, y palpar tu vello. Imagen humana de agua y albúmina, destinada a la anatomía de la tumba. Y déjame morir con mis labios pegados a los tuyos.”


Pues eso. Que se extraña en estas fechas a don Fernando ...


4 comentarios:

  1. "Dejamé morir con mis labios pegados a los tuyos" Cuanta profundidad en esta frase.

    Un besote enorme

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  2. Otro para tí, Salem.

    Gracias por pasar por aquí.

    Otro besote para tí.

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  3. A mí me hacés sentir que es hermoso ser mujer. ¿quién te llamaría machista por valorarnos así?
    Que pronto te encuentres con Clarimonda.

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  4. Gracias, Paula, por dejarte caer por aquí. Y por tu palabra, fresca como brisa porteña. Sabes que te añoraba ...

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